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Te has hecho mil veces esta pregunta en los últimos días, cada vez que te sobreviene ese ataque de tos tan molesto, que hace retumbar tu cabeza, te deja sin aire, y con dolor de pecho y de espalda. ¡A veces, ni te deja dormir! Esa tos que te atormenta puede deberse a un resfriado o quizás a otra razón más seria. Préstale atención, así como a otros síntomas que la acompañan, para poder buscar ayuda médica en caso necesario.

La tos es la forma en que nuestro cuerpo responde a la mucosidad y a los irritantes alojados en la garganta y las vías respiratorias. Su objetivo es expulsarlos de allí. Cuando un irritante estimula los nervios de la garganta y las vías respiratorias, éstos envían un impulso de tos al cerebro. El cerebro, a su vez, envía señales a los músculos del abdomen y de la pared torácica para que generen un fuerte impulso de aire a los pulmones y traten de expulsar así a los irritantes. De manera que una tos ocasional es normal y hasta saludable, pero si persiste, es una razón para preocuparse.

¿Cómo sé si esta tos es pasajera o crónica?

De acuerdo a los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), una tos pasajera dura menos de 3 semanas y sus causas más comunes son una infección respiratoria, como un resfriado, la gripe (influenza), la neumonía y la tos ferina.  Por lo general, la tos causada por estas infecciones, desaparece cuando termina la enfermedad que la causó.  A veces esas enfermedades pueden dejar una tos “subaguda”, es decir, que dura hasta 8 semanas. En esos casos el médico podrá recetar el antibiótico o antiviral (en el caso de la influenza o gripe) pertinente para tratar esa tos.

Ahora bien, si la tos persiste más de 8 semanas, entonces podría tratarse de una tos crónica. Entre sus causas más comunes están:

  • Síndrome de tos de las vías aéreas superiores (antes llamado síndrome de goteo pos-nasal). Se trata de alergias, infecciones u otras condiciones de las vías respiratorias superiores que pueden causar mucosidad que cae desde atrás de la nariz hacia la garganta. Algunos ejemplos de estas condiciones son la rinitis alérgica, la sinusitis por hongos alérgica, la sinusitis bacteriana y varias sinusitis que no son alérgicas (ocupacionales, post-infecciosas, la rinitis del embarazo, etc.).
  • Asma.  Hay un tipo de asma que se caracteriza por una tos seca y persistente.  El asma es el resultado de un broncoespasmo (el estrechamiento temporal de ciertos tubos respiratorios- los bronquios) y es la responsable de casi un cuarto de todas las toses crónicas.  Por lo general, causa una tos seca y persistente que comienza por la noche o como consecuencia de la exposición al aire frío, al polvo u otros alérgenos.
  • Fumar. El tabaco es la causa principal de la tos crónica. Si fumas, o estás expuesto al humo del tabaco, es importante que dejes de fumar o que te alejes del humo cuanto antes.
  • Bronquitis crónica. Esta es una infección persistente de los bronquios que se produce  como resultado del abuso del tabaco o la exposición a contaminantes industriales. Se diferencia de las otras causas de tos persistente en que produce grandes cantidades de flema espesa, de color oscuro. Si notas este tipo de flema en tu tos, debes acudir al médico de inmediato.

Las causas anteriores son las responsables del 90 por ciento de los casos de tos crónica. Cuando se trata y se controla la condición que la produce, la tos crónica mejora y llega a desaparecer. Pero las causas anteriores no son las únicas. Existen otras como la insuficiencia cardíaca, el cáncer del pulmón, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)  e incluso, ciertos  trastornos psicológicos. Es muy importante acudir al médico para determinar las causas específicas de una tos que no se va y encontrar el tratamiento adecuado.

Atención a los síntomas de alarma

De acuerdo a la Escuela de Medicina de Harvard, cuando la tos se acompaña de los siguientes síntomas, no hay que tomarla a la ligera. Al contrario, hay que buscar ayuda médica de inmediato:

  • Fiebre, especialmente si es alta o prolongada
  • Expectoración abundante
  • Tos con sangre
  • Dificultad para respirar
  • Pérdida de peso
  • Debilidad, fatiga, pérdida de apetito
  • Dolor en el pecho que no es causado por la propia tos
  • Sudores nocturnos
  • Silbidos / sibilancias

No dejes que la tos interrumpa tu vida. Cuando se vuelve crónica puede perjudicar tus actividades diarias, tu manera de respirar y hasta de dormir y descansar. Encuentra el tiempo y ve al médico. Cuando se determine la causa y recibas el tratamiento, podrás decirle adiós a esa odiosa tos (que además, podría ser peligrosa si no te la tratas).

 

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Imagen: ©Shutterstock / Pixel-Shot

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