A todos los beneficios que brinda el ejercicio físico y, en particular, el entrenamiento con pesas, se ha agregado uno más: ayuda a disminuir los síntomas del Parkinson, una enfermedad que causa problemas con los movimientos del cuerpo y, sólo en los Estados Unidos, afecta a alrededor de 1 millón de personas.
El entrenamiento de fuerza o resistencia permite quemar calorías y mantener los músculos fuertes, más allá del paso del tiempo. Esto es sumamente importante porque, entre otras cosas, ayuda a mantener la movilidad, protege a los huesos y a la memoria, disminuye los síntomas de enfermedades como la artrosis, la osteoporosis, los dolores de espalda crónicos, la depresión, la diabetes y lo problemas del corazón, y combate el sobrepeso.
Ahora, un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland en Baltimore, en Estados Unidos, ha encontrado que el ejercicio físico, incluyendo la cinta (o estera mecánica) de correr, el estiramiento y los ejercicios de resistencia, parecen mejorar la velocidad de la marcha, la fuerza muscular y la forma física de los pacientes con enfermedad de Parkinson.
Para llegar a estos resultados, que aparecen en Archives of Neurology, una publicación del Journal of the American Medical Association, los investigadores hicieron lo que se denomina ensayo clínico aleatorio en el que evaluaron y compararon el efecto de tres tipos de ejercicio físico para mejorar la velocidad de marcha, la fuerza y la condición física de los pacientes.
De ese modo, dividieron a 67 enfermos de Parkinson que tenían alteración de la marcha en tres grupos y les pidieron a cada uno que hicieran ejercicios tres veces por semana, durante tres meses. Los ejercicios consistieron en: un ejercicio de intensidad en la cinta, otro de menor intensidad y estiramientos y ejercicios de resistencia. El resultado fue que los tres tipos de ejercicio mejoraron la distancia que recorrieron estos pacientes durante seis minutos.
Paralelamente, en la reunión anual de la Academia Americana de Neurología, que este año se hizo en Nueva New Orleans, un grupo de investigadores de la Universidad de Illinois, en Chicago, en Estados Unidos, presentó los datos de un estudio en el cual detectaron que hacer ejercicios con pesas dos veces por semana puede ayudar a los pacientes con la enfermedad de Parkinson a disminuir la rigidez muscular, la lentitud y los temblores, que son producto de esta condición.
En este caso, los científicos evaluaron a 48 pacientes de 59 años en promedio, que participaron en un programa de entrenamiento de pesas u otro que pudiera mejorar la flexibilidad, el equilibrio y la fuerza. Les pidieron que hicieran una hora de ejercicios dos veces por semana durante dos años. Todos comenzaron a notar beneficios luego de seis meses de entrenamiento y los mejores resultados fueron obtenidos por quienes hacían entrenamientos con peso.
Por eso, los investigadores sugieren que los pacientes practiquen algún tipo de ejercicio, comenzando poco a poco y bajo supervisión médica. Incluso, aclaran que no importan cuán avanzada esté la enfermedad, hasta las personas en sillas de ruedas pueden mejorar, por ejemplo, practicando ejercicios con bandas elásticas.
La enfermedad de Parkinson es una enfermedad que ataca al sistema nervioso central y causa problemas con los movimientos del cuerpo. Los más visibles son temblor, debilidad, rigidez (tensión muscular), movimientos musculares lentos, posturas inestables y dificultad para caminar. Generalmente, ocurre durante la mediana edad, alrededor de los 60 años, aunque muchas veces la enfermedad puede aparecer antes, en esos casos, los síntomas se manifiestan antes de los 40 años.
Generalmente, esta condición se manifiesta con un temblor leve o rigidez en el brazo o en la pierna de un lado del cuerpo. Una depresión que se prolonga mucho en el tiempo también puede indicar el inicio del Parkinson y el oculista puede detectar señales tempranas de Parkinson en una evaluación de la vista. Si te preocupa algún síntoma, es importante que te examine tu médico. Mientras tanto, pon manos a la obra y no abandones tu rutina de ejercicios. La actividad física no sólo te ayudará en caso de que estuvieses desarrollando la enfermedad del Parkinson, sino que obtendrás varios otros beneficios para tu salud.
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