La jardinería es una excelente manera de mantenerte en forma. Si quieres un nuevo aliado en tu lucha por conseguir el peso ideal, prepara el pico y la pala, y a cavar… No sólo estarás quemando calorías extra, sino también colaborando con el medio ambiente.
Miguel se levanta bien temprano cada mañana a regar y a cuidar su jardín. Sara por su parte, dedica parte de su fin de semana a sus rosas y a su pequeño huerto de hierbas aromáticas. Ambos se sienten más ligeros, más ágiles, más relajados con este pasatiempo que les proporciona compensaciones tanto en el plano físico como en el emocional. ¿Por qué no los imitas? Ya sea que te gusten las flores, las plantas perennes o los árboles frutales, plantar implica estar de pie, detenerse, arrodillarse, regar, remover las hierbas e incluso caminar de un lado a otro del jardín. Todo el esfuerzo que requiere la jardinería puede ayudarte a quemar más de 300 calorías en una hora, de acuerdo al Colegio Americano de Medicina del Deporte.
Sin embargo, los especialistas de esta organización aclaran que es importante prestar atención a los movimientos y a las posturas que adoptas durante estas actividades, para evitar cualquier tipo de lesión. Exactamente igual a lo que ocurre con otro tipo de ejercicios, en el gimnasio, por ejemplo.
Además, al igual que una fiel mascota que puede acompañarte gustosa a trotar durante las mañanas, tus plantas también demandan tus cuidados y pueden convertirse en nuevas aliadas a la hora de buscar o mantener tu peso ideal. Sobre todo si has pasado un invierno frío sin moverte junto al calefactor (calentador). Anímate, los días se están alargando, el sol sale más seguido, el jardín necesita mantenimiento… ¿y qué me dices de tu cuerpo?
Como si fuera un gimnasio natural, la jardinería te permite hacer tres tipos de ejercicios: de resistencia (fuerza), de flexibilidad y aeróbico. Todo esto al aire libre, mientras oxigenas tu hogar y mejoras tu casa. ¿No te parece entretenido?
Al igual que con otras actividades, la idea es que lo disfrutes y que la pases bien. El mejorar tu jardín (y tus músculos) puede ser muy divertido. Si no conoces mucho sobre la materia, puedes comprar alguna revista o algún libro que te oriente, leer catálogos, buscar información en el Internet o preguntarle al vendedor cuando vayas a comprar la raíz o las semillas de la planta que hayas elegido. Los datos al respecto abundan, no dejes que la falta de información sea una excusa para dejar de ponerte en acción.
Luego, experimenta, prueba y observa cómo reacciona cada planta a la luz, al agua, al calor, al frío… Algunas personas, incluso, hasta hablan con sus plantas y les parece terapéutico trabajar en el jardín. Y mientras descubres todas estas cosas, no te olvides de prestarte atención: qué músculos ejercitas al arrodillarte y cómo lo haces, si te duele alguna parte del cuerpo luego de rastrillar las hojas o si notas que los brazos comienzan a tonificarse.
Recuerda hacer ejercicios de estiramiento antes de comenzar las tareas en el jardín, al igual que lo harías si fueras al gimnasio, y ten en cuenta que, si sientes algún dolor que no pasa luego de unos días, es posible que estés haciendo algún movimiento en una forma equivocada o brusca. Consulta con un especialista que pueda decirte cómo corregirlo. Si eres alérgico, también conviene consultar con un profesional si debes tener algún cuidado en particular para evitar reacciones. Utiliza siempre guantes para proteger tus manos y evitar la contaminación con la tierra o con los químicos de los fertilizantes o los pesticidas.
Algo más, no trabajes en el jardín durante las horas de más calor. Es preferible que lo hagas temprano en la mañana o durante la tarde, cuando los rayos solares son menos peligrosos para la piel. Usa siempre protector solar y un sombrero o gorra protectora.
Por último, no te desanimes si no dispones de mucho espacio. Ten en cuenta que no necesitas grandes extensiones de tierra para tener tu propia huerta. Trata de buscar aunque sea un pequeño rincón donde puedas tener tus plantas y disfrutar de esta tarea, que también puedes compartir con tus hijos y otros miembros de la familia.
Si logras convertir a la jardinería en un hábito y un pasatiempo que mantienes a largo plazo, seguramente en breve comenzarás a ver los buenos resultados de esta saludable actividad, que no sólo te ayudará a ti a estar en mejor estado físico (y emocional) sino también a cuidar y a embellecer el ambiente que te rodea.
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